La honra de las canas - Proverbios 20
Habitamos en una sociedad gerascofóbica (miedo a envejecer). La juventud es asociada con salud y belleza, mientras que la vejez se ha vuelto sinónimo de enfermedad y decadencia. El pensamiento es que los viejos son improductivos y que son una carga, y se asocia la vejez con la corrupción del cuerpo. Claro está, que en una sociedad que rinde culto a lo externo y a lo superficial, envejecer es visto como una maldición.
Peor aun es, cuando los creyentes que deberíamos rendir honor a las canas, salimos con nuestras herejes ideas triunfalistas y enseñamos que si tenemos fe, nos vamos a rejuvenecer. Y tal parece que hay quienes lo toman literalmente.
Mis amados, desde que llegamos a la etapa de nuestra adultez, comenzamos nuestro proceso de envejecimiento. Este ciclo no se detendrá bajo ningún concepto. Es una ley natural. Podemos disimularlo con cirugías, tratamientos y cosméticos, pero por favor, no nos engañemos. Estamos envejeciendo y debemos hacerlo con dignidad.
Esta es la razón por la cual el hombre de sabiduría escribe en Proverbios 20:29: La gloria de los jóvenes es su fuerza; las canas de la experiencia son el esplendor de los ancianos.
La palabra hebrea que Salomón usó para esplendor, también significa belleza, excelencia, honra y majestad.
¡Que diferente a nuestra generación, Dios considera la ancianidad!Los creyentes estamos llamados a desarrollar la cosmovisión divina. Debemos ver la vida a través de la sabiduría de la Palabra de Dios.
Levantemos nuestra voz en contra del maltrato de nuestros envejecidos, y démosles un trato de honra y dignidad. Las canas se usan metafóricamente para mostrar el entendimiento y la sabiduría que brindan las experiencias vividas.
Oración
Padre glorioso y misericordioso; se te llama en tu Palabra el anciano de días. Suplicamos por nuestros envejecidos, especialmente por los de la familia de la fe. Permite que tu gracia bendita les ayude a coronar estos años con honra y dignidad. Otórgales sentido y propósito de vida en Ti, hasta el final de sus días.Trae convicción sobre las familias para hacerse cargo de sus ancianos y no abandonarlos. Ayúdanos como Iglesia local a desarrollar estrategias para ministrar y servir eficazmente a la tercera edad, la edad dorada. Te lo suplicamos en el Nombre del Señor Jesucristo, el Rey de la gloria. Amén.
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