Falta de buen juicio - Proverbios 9
Una parte muy importante del buen juicio es el discernimiento. El príncipe de los predicadores, Charles Spurgeon, escribió:
“Discernimiento no es materia de simplemente decir la diferencia entre correcto e incorrecto; es decir la diferencia entre correcto y casi correcto”.
La sociedad en la cual vivimos está plagada de verdades relativas. El buen juicio y el discernimiento están entre nuestras más eficaces herramientas. Sin embargo, tristemente estamos siendo testigos de una generación que carece de estas virtudes. Tenemos que seguir proclamando la verdad del evangelio.
Solamente estando en Cristo es que podemos aprender a establecer la diferencia entre lo correcto y lo casi correcto.
Proverbios 9:6 Dejen atrás sus caminos de ingenuidad y empiecen a vivir; aprendan a usar el buen juicio.
Se habla mucho de las armas de destrucción masiva, pero existen las armas de engaño masivo. El error, las medias verdades y el sincretismo religioso abundan en este siglo. Necesitamos que la sabiduría de Dios, que se encuentra en su Palabra, desarrolle en nuestros corazones el buen juicio que necesitamos para separar una cosa de la otra.
Definitivamente estamos viviendo el tiempo cuando a lo malo se le llama bueno y a lo bueno, malo. ¿Estamos dispuestos a esforzarnos en la gracia de Dios, y a llenar nuestras mentes de la palabra de Dios, que nos habilita con el discernimiento necesario para escoger lo correcto?
Proverbios 9:12 Si te haces sabio, serás tú quien se beneficie. Si desprecias la sabiduría, serás tú quien sufra.
Oración
Señor de gracia y misericordia, te necesitamos. Clamamos por discernimiento y buen juicio. Necesitamos urgentemente tu ayuda y tu cuidado providencial. Impártenos de la sabiduría necesaria para desarrollar corazones que rebosen de buen juicio y entendimiento. Guíanos hacia el centro de tu voluntad.
Apercíbenos de la red cuando se tiende contra nosotros. No dejes que nuestros pies resbalen. Afírmanos, fortalécenos y establécenos. Te lo suplicamos en el nombre del Señor Jesucristo, el Rey de la gloria. Amén.
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