El legado de los justos - Proverbios 12
Pericles, probablemente el hombre de estado más prominente e influyente de Atenas dijo lo siguiente que captó mi atención:
“Lo que dejas atrás (tu legado) no es lo que queda grabado en un monumento de piedra, sino lo que dejas entretejido en las vidas de los otros”.
Mis queridos hermanos: una de las realidades sobre la que a poca gente le gusta reflexionar, es que nuestros días en la faz de esta tierra están enumerados. Sin embargo, vivir la vida bajo ese entendimiento nos permite desarrollar la claridad de pensamiento para no malgastar el valioso tiempo que Dios en su gracia nos concede.
Si usted está afanado tratando de almacenar dinero y bienes materiales, pensando que ese es el legado más valioso que puede dejar a los que quedarán atrás, está absolutamente equivocado. El mejor legado que podemos dejar son los inmutables e inalterables valores del evangelio de Jesucristo.
Queridos, los imperios más grandes y las fortunas más exorbitantes pueden desaparecer en un abrir y cerrar de ojos. Sin embargo, el legado de los justos es permanente. Esto dice el proverbista:
Proverbios 12:7 Los perversos mueren y no dejan rastro, mientras que la familia de los justos permanece firme.
¿Qué legado estás preparando para dejar a tu familia? Cada día es una nueva oportunidad de hacer depósitos en el banco, de memorias de la gente que amamos. ¿Recuerdas el anuncio de de la marca de productos fotográficos, “un momento kodak"? ¿Que fotografías quedarán grabadas en los corazones de los que nos rodean? ¿Cómo seremos recordados?
Pidamos a Dios la gracia para poder dejar el legado de una vida que glorifica a Dios a través del evangelio.
Oración
Dios excelso y maravilloso. Tú conoces el fin desde el principio. Nuestros días han sido enumerados por Ti. Ayúdanos a vivir de manera sabia y prudente. Ayúdanos y enséñanos a aprovechar al máximo el tiempo que nos has concedido en esta tierra.
Permítenos por favor dejar un legado de bendición, entretejido en los corazones. Concédenos con tu gracia y con tu amor, dejar grabado el gran legado del evangelio. Te lo suplicamos en el Nombre del Señor Jesucristo, nuestro Redentor. Amén.
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